LOS OBSERVADORES: NIÑAS Y NIÑOS CÓNDOR

 ¿Qué pasa cuando descubro que todo aquello que me ha estimulado, ha resultado el sustento de mi aprendizaje?

¿Por qué entre aritmética y sustantivos, no enseñamos esto tan esencial en las escuelas?

Carlos es un niño con arquetipo CÓNDOR, aprende "demorándose en la observación", lo que además le apasiona. Estos son los típicos niños “observadores”. Su mundo es el de la reflexión, se toman el tiempo de observar y analizar, a veces podrán ser catalogados de “tímidos”, pero solo será una visión errada de sus motivaciones.
Cuando se los percibe como “niños problema”, por tener “su tiempo” o estar apartados para reflexionar, podemos caer en falsos diagnósticos, ya que ellos necesitan su espacio-tiempo y también el alejarse para poder ver con claridad; les cuesta “ver de cerca”, por eso a veces se sentirán que no entienden el mundo emocional que los rodea, eligen la distancia como forma de comprender la vida de ellos y de todos los reinos que los rodean; esa distancia la relacionan con la libertad y la calma.




UN HACEDOR DE MARIPOSAS.

Carlos tenía la manía de observar.
Nunca se había preguntado por qué; amaba hacerlo, podía estar horas, días, meses… descubriendo. Y si dormir, comer y lavarse los dientes, no lo hubieran interrumpido, más cosas hubiera descubierto.
Una tarde vio una oruga apoyada sobre el árbol de moras de su jardín; le llamó la atención lo rápido que devoraba esa hoja, tanto, que pensó que podría convidarle el brócoli que su mamá le obligaba a comer todos los días, ella, lo apreciaría de verdad. Sólo por observar, descubrió esa misma tarde cuatro orugas más, tan glotonas como la primera. Con mucho cuidado las guardó en una caja llena de hojas que él mismo cortó de la morera y al día siguiente las llevó a la escuela para sorprender a todos con su descubrimiento.
Orugas, hojas y caja terminaron en un armario de su aula por orden de la maestra; así que las dejó al reparo de la tibieza de risas y gritos de sus compañeros.
Y algo ocurrió.
Cuando su maestra por fin, le permitió abrir la puerta de aquel armario, un ramillete de mariposas invadió el lugar y el corazón de cada uno de los que allí estaban.
Aquel día sus compañeros y su maestra supieron que Carlos les había hecho un regalo especial: un ramillete de mariposas de colores y el tiempo sin tiempo para verlas volar dentro de su salón.





m a r i a f e r n a n d a g u t i e r r e z

METODO KAWSAY PARA LA INFANCIA


Comentarios

Entradas populares